Tratamientos de obesidad
El segundo paso: manejo de mi problema, ¿cuáles son las alternativas de tratamiento?
En el documento, EL PRIMER PASO, dijimos que siempre, primero debemos tener un diagnóstico de la situación para proceder luego al tratamiento. Ahora que sabes cuál es la magnitud de tu problema de exceso de peso vamos a definir las alternativas de tratamiento que se pueden ofrecer.
Antes que nada debemos decir que los tratamientos que se conocen actualmente se seleccionan como cuando vamos a comprar zapatos aunque esto suene algo jocoso; cuando usted decide comprar unos zapatos obviamente compra los que le gustan pero antes que eso usted debe haber seleccionado el par que le gusta de aquel grupo de zapatos que le sirven, que son los de su talla. Igual pasa con los tratamientos para bajar de peso: debo acatar las recomendaciones del médico experto en el tema. Obviamente que se permite el pataleo y al final el método seleccionado es una concertación entre las partes.
¿Cuáles métodos de tratamiento existen?
Las opciones terapéuticas son múltiples por fortuna y no son excluyentes en general, pudiendo utilizar varias al tiempo para lograr el objetivo terapéutico deseado. Todos los métodos de tratamiento tienen siempre como base la generación de un balance energético negativo para mantener un déficit calórico diario que estimule el consumo de las reservas grasas del organismo. Esto es importantísimo y debe quedar grabado indeleblemente en tu cabeza; es el fundamento de cualquier intento de tratamiento para adelgazar.
Un listado de los métodos de tratamiento sería el siguiente:
- Nutricional
- Ejercicio
- Modificación de hábitos
- Medicamentos
- Endoscópico
- Cirugía
Los tres primeros, nutricional, actividad física y modificación de los hábitos de vida, conforman la plataforma o la base del tratamiento; son fundamentales y no deben faltar en todo plan de manejo sin pena de obtener el fracaso más temprano que tarde.
Método nutricional
Todos sabemos que la alimentación es la base para la obtención de la energía que se necesita para la vida y las actividades diarias; sin ella la vida se apaga paulatinamente gracias a una enfermedad que se llama desnutrición; se debe entonces, tomar las cantidades de alimento necesarias sin exceder los límites calóricos necesarios; cuando excedemos estos límites entonces nuestro organismo se ve obligado a tener que guardar este excedente calórico diariamente porque no hay forma de deshacernos de él salvo a través de gastárnoslo haciendo actividad física suficiente; como lo común es que no la hagamos, entonces nuestros depósitos de grasa aumentan haciendo cada vez más notoria nuestras “llantas”.
Basados en estas consideraciones, el médico nutriólogo o nutricionista, calcularán cuanto es la cantidad de calorías que cada uno de nosotros necesita diariamente para cumplir las actividades que normalmente hacemos; este total de calorías depende de la edad que tengamos, del sexo, de nuestro nivel de actividad entre otros factores. Calculado este requerimiento calórico, entonces se planean unas calorías de menos para perder en promedio, medio a un kilo semanal. El seguimiento en la consulta es importantísimo para hacer los ajustes necesarios de acuerdo a los cambios de peso y al cumplimiento de las recomendaciones dadas. El rumbo hay que corregirlo permanentemente como se hace con un barco en alta mar para alcanzar los objetivos propuestos paulatinamente y sin atropellos; paciente que no se siga en la consulta, posiblemente no alcanzará los resultados esperados.
Actividad física
El peso corporal es la resultante de dos fuerzas contrarias: la ingesta calórica y el gasto calórico de la actividad física; es como una cuenta bancaria: si se consigna y no se retira en igual cuantía, el saldo que nos arroja el cajero electrónico tiene que aumentar; en nuestro caso, se consigna comiendo y se retira haciendo ejercicio y el saldo se obtiene en la balanza que es nuestro cajero electrónico.
Nuestro organismo en reposo gasta calorías para poder mantener la vida: para respirar, el latido cardiaco, la contracción muscular del reposo, la nutrición celular, la fabricación de todas las moléculas que el organismo utiliza diariamente para el movimiento intestinal, etc. Esto cantidad de calorías se llama el gasto calórico basal y es muy constante día a día en cada persona; pero éste solo gasto calórico no es suficiente para bajar de peso; esto quiere decir que debemos hacer actividad extra para gastar calorías; en un individuo obeso el gasto basal y el gasto de la actividad diaria normal ha demostrado ser insuficiente para perder peso, si no, el paciente no estaría obeso; entonces, además de consumir menos calorías recetadas por el nutriólogo o nutricionista, debemos hacer actividad física adicional que será recomendada por su médico o idealmente por un deportólogo quien puede hacer un plan de actividad física que convenga sin generar lesiones de huesos y articulaciones.
Al comer menos calorías de las que se gastan, la diferencia para cumplir con los requerimientos de cada día, deberá ser completada sacándola de los depósitos del organismo, o sea de la grasa de las “llantas”. Un beneficio adicional de hacer actividad física es la de preservar la masa muscular, que es el tejido más importante del organismo desde el punto de vista metabólico: acelera el metabolismo quemando calorías más eficientemente, mantiene el músculo evitando la debilidad al perder peso, se pierde en cada kilo más grasa y menos proteína que es lo ideal.
Modificación de hábitos
Cuando se comparan personas con exceso de peso y personas con peso adecuado se encuentra, desde el punto de vista de los hábitos, que las personas tienen diferencias sustanciales que favorecen una u otra situación. También, cuando un individuo de peso normal, gana peso excesivamente se encuentra que los hábitos cambiaron por alguna razón.
Los distintos patrones de malos hábitos generalmente tienen que ver con la comida aumentada y con la actividad física disminuida y es potestad del médico nutriólogo y la nutricionista con ayuda del psicólogo investigar estos patrones de conducta para hacer que el paciente los entienda, los acepte y decida cambiarlos por otros que se incorporarán para que a su vez se vuelvan hábitos nuevos y benéficos. En otro documento hablaremos más a fondo de estos hábitos buenos y malos.
Medicamentos
En caso que durante tu seguimiento se encuentre que el peso no baja a la velocidad esperada y que se encuentre que el problema reside en dificultades para controlar el apetito y poder cumplir con la dieta recomendada, entonces tu médico puede decidir utilizar un medicamente como la Sibutramina que tiene efectos en el cerebro bloqueando los centros del apetito dejando que predomine el centro de la saciedad; esto resulta útil cuando se utiliza bajo supervisión médica y por un período de tiempo limitado porque no debemos olvidar que de lo que se trata es de adquirir nuevos hábitos que hagan innecesario el soporte farmacológico.
El Orlistat es otro recurso cuyo mecanismo de acción está en otro lado: actúa en el intestino bloqueando la digestión enzimática de las grasas, necesaria para su absorción, dejando entonces que estas se pierdan con la defecación y atraviesen el tubo digestivo sin ser aprovechadas. Como no es lógico permitir la ingesta de grasas en exceso de lo recomendado con el argumento de que no se van a absorber, entonces no debemos fomentar un hábito a todas luces desenfocado de la meta que estamos tratando de alcanzar.