La obesidad como enfermedad
Su solución está en tomar decisiones, no en demorarlas.
Aún hoy muchos tienen el concepto que el aumento del peso corporal lejos de ser un problema de salud constituye una condición que se relaciona con la riqueza, el poder, el prestigio y el bienestar orgánico; nada más alejado de la realidad.
Largos períodos de lucha se han dado para lograr que a nivel mundial se reconozca al aumento del peso corporal por encima de los limites considerados como normales como una enfermedad, con nombre propio, llamada obesidad, que lleva asociadas múltiples otras enfermedades que explican su gravedad y llevan a la muerte prematura de quienes la padecen. Actualmente, a la obesidad se le considera como una disfunción orgánica múltiple que llega a afectar hasta nueve órganos diferentes y puede producir cuarenta enfermedades de la más diversa índole; la obesidad es un factor de riesgo de primera línea para la hipertensión, la diabetes y las dislipidemias, desordenes que a nivel mundial y en nuestro país, son primera causa de enfermar y morir.
Solo una política de estado basada en la educación masiva y una permanente difusión acerca del problema, la decisión a todo nivel de cambiar hábitos de vida malos por otros saludables, será capaz de cambiar el panorama desolador que hoy enfrentamos en relación con esta grave enfermedad.
La prevalencia de la obesidad es asustadora a nivel mundial y nuestro país no escapa a ésta realidad: última Encuesta Nacional de Situación Nutricional (ENSIN) en Colombia del año 2005 arrojó que el 40% de los hombres y el 49.6% de las mujeres estudiadas tenían sobrepeso u obesidad. Recientemente, nuestro congreso tramitó y promulgó la ley 135 de 2009, sancionada posteriormente por el presidente Álvaro Uribe donde “se define la obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles asociadas a ésta como una prioridad de salud pública y se adoptan medidas para su control, atención y prevención”. Ojalá éstas buenas intenciones y normas orientadas en la dirección correcta cuenten con la suerte de ser aplicadas efectivamente para que médicos e instituciones de salud podamos finalmente empezar a dirigir el rumbo hacia una verdadera solución del problema.